En el siglo XIX, numerosos fotógrafos eligieron los mismos motivos que los pintores impresionistas: el bosque de Fontainebleau, los acantilados de Étretat o la moderna metrópolis de París. Ellos también estudiaron las cambiantes situaciones de luz, las estaciones y las condiciones meteorológicas. Desde el principio, la fotografía persiguió una ambición artística experimentando con la composición y la perspectiva, así como con la ayuda de diferentes técnicas. Su relación con la pintura se caracterizó tanto por la competencia como por la influencia hasta la Primera Guerra Mundial.

La exposición, con obras de Gustave Le Gray, Alfred Stieglitz y Heinrich Kühn, examina estas interacciones e ilumina el desarrollo del nuevo medio desde la década de 1850 hasta convertirse en una forma de arte autónoma en torno a 1900. Entre los más de 30 prestadores internacionales se encuentran el Photoinstitut Bonartes de Viena y la Société Française de Photographie de París.