El complejo del barroco temprano, pintorescamente situado en la orilla sur del Havel, es el único palacio de la época del Gran Elector Federico Guillermo de Brandemburgo que ha sobrevivido en el paisaje palaciego de Potsdam. Su origen se remonta a una casa de campo que Federico Guillermo regaló a su segunda esposa, la electa Dorotea.

A partir de 1671, ella hizo ampliar y remodelar el edificio para convertirlo en una principesca residencia de verano. Se crearon estancias señoriales suntuosamente amuebladas, como el salón de banquetes, y lujosos apartamentos para la pareja electoral. El palacio de Caputh vivió otro periodo glorioso bajo Federico I, el primer rey prusiano.

Después de tres siglos de uso variable, la restauración del edificio ha recuperado un ejemplo único de la arquitectura palaciega de Brandeburgo-Prusia. Los techos originales, con sus pinturas y estucos, se han conservado en casi todas las salas.

Las obras de arte expuestas, como muebles lacados, porcelana, loza, esculturas y pinturas, transmiten una impresión de la expresión artística cortesana y la cultura de vida principesca en torno a 1700. Destaca el salón de azulejos del sótano, que Federico Guillermo I mandó revestir con más de 7.500 azulejos holandeses hacia 1720.